Por Nacho Navarro
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¿Qué tienen de común Bimbo, Soriana, FEMSA, Costco, Tesla, Wal-Mart, Microsoft, Spotify, Amazon, GM, Unidad de Patología Clínica(UPC), Honda o Toyota? Podemos preguntarnos y seguramente, coincidirá: que son buenos negocios, porque nos ofrecen productos y/o servicios de calidad comprobada. Aunque algunos estén aun, fuera de nuestro alcance -no de nuestra admiración y gusto- por su precio; por ejemplo: los eléctricos de Tesla.
Recuerdo, viviendo en los Estados Unidos, el comentario que me hizo un exitoso profesionista internacional colombiano, a mí mexicano, sobre su gusto a comer pan Bimbo en su natal Colombia.
Quizá ya ha experimentado el trato amable de quienes atienden las siempre super concurridas tiendas de Costco, con su amplia oferta de productos de buena calidad.
Todas estas empresas son negocio -de acuerdo con datos duros- y mejor aún, por nuestra experiencia in situ comprobamos: que sí son buenas en lo que fabrican, venden y servicios que nos ofrecen.
Ninguna es una improvisación, estará de acuerdo. Ni fue pensada ni puesta a operar al “ay se va”, como decimos -“a la mexicana”-, del por qué fracasan tantos emprendimientos.
En cada una observo, por supuesto, hay fundadores de carne, hueso, talento y mucha perseverancia al analizar puntualmente su arquitectura humana y corporativa, que las convirtieron en buenos negocios y lo siguen siendo. Afortunadamente bajo la interesante premisa-regla que en las serias escuelas de negocios se recomienda e insiste, desde los noventa, por lo menos: ganar-ganar. Y que en MX observamos gratificantemente -quienes estamos en contacto con empresarios, directivos y colaboradores, la mexicana cultura de “hacer” empresas por oportunismo, amiguismo o peor, influyentismo, YA no es en casos exitosos como Bimbo, Soriana, UPC o FEMSA, lo que hace EL MEJOR NEGOCIO. Sino SER BUENOS.
De aquí que le invite a revisarnos usted y yo, qué ajustes conviene hacerle a nuestra arquitectura humana que ayuden a convertirnos en seres buenos y mantenernos así constantemente el resto de nuestra vida. Similar a lo que han logrado estos negocios, por los siguiente:
Conviene para empezar, aceptar nuestras limitaciones. Las que sean. Lo mismo que nuestros talentos únicos o que en común, también observamos en otras personas.
Para ello podemos leer y estudiar detenidamente los descubrimientos que el denominado padre de la gerencia moderna, el austriaco-estadounidense Peter F. Druker (1909-2005), plasmó en sus más de 35 libros y asesorías a corporaciones y directivos de multinacionales y agencias gubernamentales de los Estados Unidos y que, para esta invitación a revisar nuestra arquitectura humana, facilita percibo, usar lo que Druker nos dejó en uno de su más famoso superventas: El ejecutivo eficaz, Ed. DEBOLSILLO 2012.
Excelente herramienta-guía, para que usted y yo mapeemos los qué, los cómo y cuándo mejoramos, que Druker en siete etapas de este libro fundamenta y explica de la siguiente manera: 1.- Volvernos efectivos se puede aprender, 2.- Conviene controlar el tiempo, 3.- Descubrir qué podemos aportar, 4.- Cómo volvernos productivos, 5.- Primero lo principal, 6.- Qué considerar al decidir y así 7.- Decir con efectividad.
Al hacerlo, quizá le ocurra lo que a mí después de estudiar a Druker: confirmar lo que mi amada amiga y exitosa asesora, entre otros, de la triunfadora selección varonil mexicana de futbol sub-22 -campeona mundial 2005- Coco del Rio (QEPD), me repetía y repetía con sabiduría: “Nacho, EL MEJOR NEGOCIO. ES SER BUENO.” Aunque muchas veces, confieso, no me caiga el veinte.
Le invito y deseo lo mejor siempre.