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VIVIR DEPORTIVAMENTE ©

Por Nacho Navarro
nachocontracultura@outlook.com

Estará de acuerdo. Hoy experimentamos la era donde los espectáculos deportivos están a la orden del día, inundando los medios de comunicación impresos, audibles, por TV abierta, restringida y/o de paga lo mismo en la comodidad del hogar que, en salas de cine, como nunca.
Basta, por ejemplo; observar en los menús de servicios de TV x cable, el predominio de canales de trasmisión exclusivamente DEPORTIVA, cuya oferta incluye, dependiendo la empresa y contrato elegido, hasta 12 canales de transmisión continua las 24 horas. Donde, por cierto, no obstante, la cuota mensual que pagan quienes los contratan, hace rato, están plagados de interrupciones por publicidad sobre expuesta.
Pero no deseo extenderme sobre ello, sino proponerle lo conveniente que es para usted y para mí, incorporar a nuestra arquitectura humana personal, los hábitos que nos faciliten, lo interesante de VIVIR DEPORTIVAMENTE, por lo siguiente:
De entrada y de acuerdo con el DRAE, la palabra DEPORTIVAMENTE es un adverbio relacionado con DEPORTIVIDAD y según el mismo diccionario, ésta significa la: “Actitud de quien acepta de buen grado una situación adversa.”
Con toda seguridad, usted y yo somos personas que recurrentemente experimentamos situaciones que nos son adversas.
Sin importar dónde nos encontremos, vivamos, hayamos estudiado, trabajemos, edad, condición económica, situaciones familiares, etc., algo que estará presente en nuestras vidas, nos guste o no; lo aceptemos o no, son las infaltables contrariedades, dificultades, molestias, perdida de seres queridos, o que de plano -muchas veces-, no nos salgan las cosas como queremos, quizá porque se presentaron situaciones imprevistas, o porque no las pensamos bien y/o las hicimos a la carrera, al ahi se va -como decimos en México-, o quizá fueron influidas u ocasionadas por terceros o, también -conviene reconocer- por nuestros errores, fallas o incapacidades, a la mera hora.
Muy similar, coincidirá, a lo que ocurre al practicar algún deporte, ya sea por afición los fines de semana, o mejor recurrentemente. No se diga como deportista amateur, semi profesional o profesional.
Atinadamente desde hace tiempo, la cultura pro-salud de las agencias gubernamentales nos invita a practicar rutinas de ejercicio, insistiéndonos hacerlo -siempre- teniendo en cuenta y de acuerdo con nuestra edad, disponibilidad y condición física.
De aquí, que la Organización Mundial de la Salud (OMS); por ejemplo, recomienda a los adultos, realizar de 70 a 150 minutos a la semana de actividades aeróbicas de moderadas a intensas como caminar, trotar, saltar, jugar tenis, nadar o andar en bicicleta, entre otros.
Todos estos, contienen movimientos que hacen trabajar en el cuerpo el aparato respiratorio y cardiovascular, con la conveniente quema de grasa y consecuente fortalecimiento de nuestros pulmones, corazón y demás músculos. Cf. Actividad física (who.int)
Haciéndolo, es claro que ponemos en práctica el popular dicho: “la mejor medicina, es la prevención.”
Son famosas las imágenes donde se observan a mujeres y hombres chinos practicando ejercicios matutinos en lugares al aire libre y públicos, -sobre todo- rutinas de movimiento corporal del denominado Chi Kung. En las cuales, se ven personas adultas, muchas incluso, de la llamada tercera edad, con saludables aspectos físicos. Cultura tan popular, que tuve la fortuna de observarlas in situ, en las ciudades que visité de China.
Aunque para VIVIR DEPORTIVAMENTE, ¡claro!, no hace falta ir a China, sino quizá inscribirse a algún gimnasio o más sencillo; por ejemplo, comenzando por preguntarnos -si es acompañados mejor-cuánta actividad física que nos haga mover y, muy importante sudar, practicamos durante la semana en nuestro hogar o, incluso en el trabajo.
Las abuelas, mamás, esposas, hijas como amas de casa o uno mismo, junto con quienes nos ayudan a ello, somos accesibles y cercanos ejemplos, de cómo haciendo el quehacer diario en casa, se ejecutan movimientos repetitivos que fortalecen y mantienen, en la mayoría de los casos, en buenas condiciones físicas.
Movernos, hacer ejercicio frecuentemente, como lo recomienda la OMS, por supuesto que nos fortalece físicamente y así, vivir saludables, previniendo enfermedades.
A lo anterior, conviene añadir lo que -desde los años 70s- se viene impulsando:
Desarrollar habilidades internas que ayuden a potenciar y mantener nuestra mente en las mejores condiciones de salud mental, y así -muy importante-, sincronizarla con el cuerpo.
Esta coordinación: mente-cuerpo, afortunadamente ya se viene practicando en la mayoría de los deportistas, como parte importantísima de su preparación ante, por lo menos, estos dos retos que percibo enfrentan, cada vez al jugar:
1. Alcanzar sus metas. Preferentemente, la victoria.
O de lo contrario:
2. Trabajar la derrota, y de presentarse: superar las frustraciones, estrés o depresión, por no alcanzarlas.
Esto último, nada fácil y no gusta, quizá, por lo poco costumbrados a hacerlo. No se diga en nuestra cultura hispanoamericana.
Como se documenta en dos recomendables series realizadas in situ, a través de la cadena Netflix:
Seis Naciones. El corazón del Rugby del 2023 y
El Mariscal. Con la trayectoria de 3 mariscales de campo del Futbol Americano, en la temporada 2022-2023.
En ambas, me parece, se destaca la importancia y valioso del entramiento físico y simultáneamente del mental, así como de la sana alimentación, buenas relaciones familiares y de amistad.
Algo, de lo que el norteamericano Tim Gallwey (86), quien fue entrenador del equipo de tenis de la Universidad de Harvard, ex alumno de esa Universidad y capitán de su equipo de tenis en 1960 divulga a través de su libro publicado desde 1972: El Juego Interior del Tenis (Ed. Sirio 2010 y electrónicamente para la tableta kindle de Amazon), del que se vendieron, por cierto, casi un millón de ejemplares, sólo de la primera edición.
Ahí Tim expone lo que venía practicando, con éxito, precisamente entrenando a hombres y mujeres aficionados a jugar tenis, con mucha o poca práctica:
Desarrollar habilidades internas de la mente, para mejorar el rendimiento corporal al jugar tenis.
Desde entonces, El juego Interior, se ha convertido, además de superventas, en un recomendable y bien atinado manual no solo para mejorar la práctica del tenis, sino muy interesante, para el desarrollo de la excelencia personal y profesional, dada -entre otras valiosas aportaciones- la siguiente observación que Gallwey comparte en el libro:
“Muchas veces somos nuestro peor enemigo. No es el adversario externo quien nos derrota, sino nuestras propias dudas, nuestro propio miedo y nuestra falta de concentración.”
En su libro, Tim narra cómo descubrió y comprobó -que las más de veces- para mejorar nuestro desempeño, conviene enfocarnos relajada y divertidamente en nuestras habilidades y actitudes con las que ya contamos, a guardar silencio, al que, por cierto, poco acostumbrados estamos y mucho nos empodera -coincidirá- si lo incorporamos a nuestra arquitectura humana.
Más que en forzarnos, recomienda Tim, enfocados en nuestros errores y defectos, sino en lo que él denomina: «El arte de la concentración relajada.» ¡Novedoso! Sin duda.
Atinadamente a Gallwey -observo- se le reconoce, dentro de los respetables y confiables iniciadores de la cada día más difundida profesión de acompañamiento: entrenador (coach en inglés) de vida-personal o de negocios, según corresponda.
Es por lo anterior, que le sugiero identifiquemos convenientemente las atinadas habilidades internas y externas que nos hagan VIVIR DEPORTIVAMENTE en beneficio nuestro y de quienes estén cerca o no, también.
Le invito y deseo. ¡Lo mejor siempre!

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