Por Nacho Navarro
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Por motivos profesionales y de negocios visito, regularmente por carretera, diversos sitios de la república. Me encanta disfrutar el paisaje y comprobar el buen estado y mantenimiento en la mayoría de carreteras libres. No se diga en las autopistas de cuota. Pero no deseo detenerme en ello, sino compartirle lo conveniente que resulta observar e imitar el evidente éxito consolidado de años, en varias partes de México del binomio industrialización-comercialización de; por ejemplo, estos cuatro emprendimientos: servicios gastronómicos, alimentos procesados, muebles  y ropa de vestir por parte de empresarios locales. Le comparto:
De acuerdo al INEGI al mes de septiembre de 2016, en México casi 45 millones de personas están ocupadas en la industria, comercio y servicios, representando el 82.6 % del total de la población económicamente activa (PEA). Nada desalentador pienso, en un país que busca consolidar su modelo de desarrollo para su PEA, con edad promedio de 39 años y con una alta tasa de informalidad laboral: 57.4 %.
Estará de acuerdo,  influidos, entre otros cosas, por la cultura y medios masivos percibimos a nuestro país muy proclive a centralizar y concentrarse en estas tres capitales federativas: CDMX, Gdl y Mty. Lo mismo que a dimensionar muchas veces -por lo mismo quizá-  a los mejores negocios y emprendimientos, cuando están en tradicionales centros comerciales y/o sostenidos por publicidad en televisión, radio e internet.
Afortunadamente esto viene cambiando para bien, y el país ya tiene zonas geográficas con alto desarrollo e infraestructura a la altura de cualquier país desarrollado. Lo cual nos conviene a todos.
Ahí están Aguascalientes,  Guanajuato,  Jalisco (con 12 regiones de desarrollo) y Querétaro con sus bien planeados parques industriales para manufacturas especializadas de exportación, incluyendo la automotriz, electrónica  y aeroespacial, dentro  las más emblemáticas.
Lo cual enlaza con las oportunidades, observo, del modelo de negocios para empresarios locales, que ya son un éxito evidente por las UNIONES VALIOSAS que generan, de las cuales quiero destacar, por espacio, estos tres interesantes aspectos:
1.- Sus propietarios son pequeñas y medianas emprendedoras (sé de mujeres exitosas) y emprendedores locales de ciudades como Zapotlanejo, Villa Hidalgo, San Miguel el Alto, Encarnación de Díaz, La Barca, Ocotlán y Lagos de Moreno en el estado de Jalisco.
2.- Un giro con bastante éxito, replicado en las cuatro primeras ciudades es el de la manufactura textil mexicana de ropa de vestir para toda la familia, generando una conveniente cadena de valor, donde la premisa ganar, ganar es más que evidente, empezando por el mejoramiento del equipamiento y paisaje urbano. Usted observa orden sin basura y algo muy positivo: turismo comprador mayorista, medio mayorista y minorista del país, sobre todo del centro y norte de la república. Y para sorpresa de todos: amplios espacios peatonales y sitios suficientes de estacionamiento vehicular. 
3.-  Fabrican y comercializan ropa de vestir  para todos los gustos y de esta manera (fuera de las clásicos centros comerciales copiados a nuestros socios norteamericanos), generan sin duda, convenientes  círculos de éxito mexicano, ya desde el diseño de la confección textil, pasando por su  fabricación creativa y venta al público de ropa, a precios muy competitivos, dentro de atractivas tiendas, amablemente atendidas y que en resumen han influido, para bien, en el paisaje urbano de esas ciudades, sin duda. ¿Qué autoridad local y comunidad, no quisiera replicarlo? 
Así, este discreto, pero conveniente auge empresarial mexicano, es prueba segura de alcanzar el éxito,  sin –necesariamente- recurrir a caras campañas de publicidad en medios, o  a creer,  a veces,  que sólo lo grande y espectacularmente comercial  triunfa. También, la más barata y efectiva publicidad: la de boca en boca.
¡La más segura! ¿No?