JARDINEROS DE NUESTROS PENSAMIENTOS ©
Por Nacho Navarro
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A inicios de año, coincidirá, nos vienen los propósitos, dentro de los cuales, están el clásico de ponerse a dieta alimenticia, junto con el de iniciar -¿ahora sí?- una rutina de ejercicios físicos, lo cual no está mal, por supuesto. Quienes acudimos a sitios a ejercitarnos regularmente, somos testigos del incremento del aforo durante enero, aunque al poco tiempo, vuelve a bajar. ¿Las razones? Las que usted quiera, pero no deseo detenerme en ello, sino compartirle lo conveniente de practicar la jardinería en nuestros pensamientos, por lo siguiente:
Mucho han avanzado las agencias gubernamentales de salud en sus campañas invitando a checarnos, pesarnos y medirnos nuestra masa corporal, lo mismo que a realizar actividades físicas, que prevengan enfermedades crónico degenerativas, entre otras, como la diabetes mellitus, de la que se calcula que más de 70,000 personas mueren en México anualmente por esta causa y su costo directo por consultas, diagnósticos, medicamentos, hospitalización y complicaciones en 2011, fue de 45,000 millones de pesos (Contenido 619). Un dineral, sin tomar en cuenta las afectaciones que la diabetes representa para los trabajadores en su desempeño, productividad y calidad de vida, debido a las complicaciones propias de esta enfermedad.
Pero usted y yo tenemos por delante un reto, igual -o más importante creo- que el de nuestra salud y bienestar físico: mantenernos con pensamientos convenientes y saludables, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. En el que, por cierto, hoy no vamos a ser acompañados, lamentablemente, de campañas publicitarias que nos inviten a tenerlos y mantenerlos dentro de nuestra mente. A nuestra cultura, no le cae aún el veinte de lo interesante de intentarlo, me parece.
Porque si nos detenemos a reflexionar tranquilamente sobre ello, seguro nos damos cuenta que todas nuestras acciones donde participamos y demandan nuestra atención, vienen precedidas y acompañadas, a la hora de la hora, de los pensamientos que usted y yo generamos para el caso, de aquí su importancia, al igual que un hermoso jardín floreado producto del trabajo oportuno de atentos jardineros, por lo que los resultados que obtenemos, están debidamente proporcionados a la calidad de los mismos, como atinadamente lo explica el poeta y ensayista inglés John Milton (1608-1674) en su obra El paraíso perdido: “La mente está en su propio lugar y, en sí misma, puede hacer del infierno un cielo y del cielo un infierno.”
Y sí, cuantas veces usted y yo, por no cuidar nuestra pensamientos en algún instante del día, reaccionamos o mejor dicho, sobre reaccionamos desproporcionadamente, ante lo que nos sucede en nuestros hogares, trabajos, negocios, escuelas, barrios, colonias y demás relaciones familiares y sociales, casi siempre cargándonos del lado negativo, influenciados, entre otras, por esa nefasta frasecita que nuestra cultura nos la entrega en charola y escuchamos por donde quiera y nos la metemos y repetimos constantemente: “piensa mal y acertarás”. Algo de lo más venenoso que les hacemos a los demás y nos lo hacemos primeramente a nosotros mismo, desgraciadamente.
De aquí, que una manera de hacernos de convenientes pensamientos que nos ayuden a actuar mejor percibo, es entrenarnos a observar nuestros pensamientos y el espacio que damos entre ellos y las acciones que emprendemos como resultado de los mismos. Donde seguramente, lo que tengamos que hacer primero, sea lo mismo que hacen los buenos jardineros con la mala yerba y demás plagas nocivas: sacarlos de raíz y poner buena tierra y pasto nuevo. Nosotros eliminado el inconveniente de nuestra negatividad mental y poniendo pensamientos adecuados para cada caso. No es fácil, ni sale a las primeras, se lo advierto, pero con repeticiones diarias y bien acompañados, verá que se logra. Se lo aseguro. Pero no me crea nada.
Mejor ¡Inténtelo!