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EL OPTIMISMO

“…no es difícil ser bueno de vez en cuando. Lo difícil es serlo todos los días “
Willie Mays
Ex jugador de las grandes ligas

EL OPTIMISMO

Por Ignacio Navarro Valle
nacho@contracultura.org.mx

Nos habrá pasado más de una vez, que iniciado algún propósito, cambio positivo en hábitos de conducta, mejora en nuestras actitudes, de repente, ¡zaz!, nos venga el desánimo, la flojera, la monotonía, las ganas de volver a nuestra forma de siempre, aunado a que muchas veces, lo que vemos, escuchamos, leemos en los medios y en quienes nos rodean, contribuye sobradamente a vivir en constante pesimismo, en autoderrota. Pareciera que hoy, el fantasma que recorre el mundo es aquel de que: NADA VALE LA PENA. Escuchar frecuentemente “para qué hacer esto; para qué hacer lo otro…..ó ¿ves?… no sirve de nada”, se convierte en el pan nuestro de cada día.
Ver, escuchar y ser personas optimistas, llegamos a creer es puro idealismo, producto de mentes débiles e ingenuas ó de novelas románticas que sobresaltan las millonarias cuentas bancarias, las influencias, la belleza exterior, el lugar donde se viva, la clase social a la que se pertenece, etc.

Así, confundimos el optimismo con el estado de bienestar, ligado a asegurarnos, por ejemplo: una pensión para el retiro, logros en los escalafones laborales o sociales y olvidamos, con frecuencia, unirlo a cómo respondemos ante cada una de nuestras acciones, incluidos también los retrocesos, recaídas y metidas de pata que a diario nos suceden y que precisamente allí, en nuestra respuesta, está el que seamos ó no seres optimistas. Ojo, no personas exentas de problemas ó sobrecargadas de abundancia.

Ser pesimista es demasiado fácil. Vaya, no tiene chiste y sí mucha contribución a que las cosas se queden como están. Por eso, revisarnos frecuentemente qué tal andamos de optimismo, reflejado en pensamientos y acciones positivas, ayudará a que mejoremos, no solo, nuestro ambiente personal, familiar ó laboral, sino el optimismo colectivo.

Nos leemos la próxima.

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