EL PIB DEL BIENESTAR ©
EL PIB DEL BIENESTAR ©
Por Nacho Navarro
innavalle@hotmail.com
¿Se imagina feliz, viviendo en un ambiente que promoviera su bienestar y el éxito económico? ¿Cómo podríamos medir la felicidad o bienestar suyo y mío? ¿Cuáles serían los parámetros de medición de algo tan intangible cómo el estar feliz? Y para complicarlo, pensemos en ampliar esta medición a un país entero. ¿Será posible identificar, más o menos objetivamente, el nivel de felicidad de diferentes países?
Sin dejar de reconocer lo subjetivo que puede resultar esta medición, más si aceptamos serenamente la influencia de nuestras ideologías, creencias –las que sean-, condición y/o “importancia” social, resulta interesante me parece lo que se proponen en este sentido los gobiernos de Inglaterra y Francia, cada quien por su lado, y que este mes la Universidad Wharton de los Estados Unidos analiza y da a conocer con la siguiente pregunta: ¿Puede un país aprender a ser feliz? Del cual le comparto brevemente lo siguiente:
En 2010 el primer ministro inglés anunció la creación del índice de bienestar nacional, con el propósito de medir la FELICIDAD, algo así como un Personal Índice de Bienestar; reconociendo este funcionario la posibilidad que se le llegue a interpretar como algo “visionario e impracticable”, lo que no deja de ser importante, para él. El equivalente a nuestro INEGI, será el organismo británico en determinarlo.
En Francia se formó una comisión presidencial a cargo de dos premios Nobel de economía en 2001 y 1998, respectivamente: el estadounidense Joseph Stiglitz (68) y el hindú Amartya Sen (77), para crear un sistema que mida el BIENESTAR de esa nación.
Detrás de ambas iniciativas, señala Wharton, está la idea de que seguir midiendo a los países sólo en su desarrollo económico, entre otras formas mediante el producto interior bruto o PIB, es no tomar en cuenta un conjunto de circunstancias importantísimas que para las personas tienen un valor inmenso como, por ejemplo: nuestras relaciones personales, nuestras relaciones con la comunidad de las que pueden destacar el respeto que damos al medio ambiente. Así las mediciones exclusivamente económicas toman en cuenta, como factor positivo al PIB económico, artículos cuyas consecuencias son visiblemente negativas. Pensemos, le propongo, en un crecimiento acelerado de las áreas urbanas, por ejemplo, exige la construcción de infraestructura con la demanda de mano de obra, materiales y bienes de consumo, factores que agregan valor al PIB, sin duda. Al mismo tiempo, sin embargo, están los efectos negativos sobre el medio ambiente –menos espacios verdes, polución y sobre explotación de mantos freáticos- o sobre las personas directamente -embotellamientos, contaminación visual, auditiva e insuficientes estacionamientos y estrés-, que no se toman en cuenta en el PIB. No crea que estoy en contra del progreso o formo parte de algún colectivo de “indignados(as)”, que percibo sólo están colapsando el tráfico de sus ciudades con las “emotivas” críticas de siempre, por cierto.
Hay una relación entre bienestar y felicidad y ciertas cosas como salud, por ejemplo, si hubiera efectivamente un sistema que contribuyera a la felicidad general, concluye interesantemente el análisis de Wharton.
Y puede no sea sencillo movernos del lugar donde vivimos y trabajamos, con los pros y contras que usted y yo experimentamos, hoy. Lo que si podemos para mejorar el BIENESTAR ya, es entrenarnos inteligentemente bien acompañados. Como hacen; por ejemplo: los deportistas Panamericanos en Guadalajara 2011. ¿Se atreve?