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LECCIONES DIRECTIVAS DEL CONDE DE MONTECRISTO ©

“No es necesario hacer cosas extraordinarias para conseguir resultados extraordinarios.”
Warren Buffet (1930- ) Empresario y millonario norteamericano

LECCIONES DIRECTIVAS DEL CONDE DE MONTECRISTO ©

Por Nacho Navarro
innavalle@hotmail.com

Observo y escucho con frecuencia en quienes dirigen organizaciones de diversas índoles, el interés de actualizarse en lo que se denomina, desde hace tiempo en la ciencia de los negocios: las mejores prácticas directivas.
Interesante y conveniente desarrollo directivo este, sin duda, por la posibilidad que abre en las organizaciones y también allí donde estemos, por supuesto, de provocar cambios positivos en la arquitectura directiva que venimos ejerciendo, más o menos, con al menos estas dos culturas (costumbres) predominantes: la desconfianza y el autoritarismo. La una lleva a la otra y viceversa, en una continua reciprocidad, percibo.
Romperla no es fácil, hay que admitirlo con humildad y franqueza, para ello conviene abrirnos y vivir aquello que nos lo facilite. Una manera de entrenarnos en ello -además de acudir a las excelentes escuelas de negocios que hay en el país y tomar todos los cursos que quiera-, es, me parece, vivir las magnificas lecciones directivas de Edmundo Dantés, El Conde de Montecristo, personaje principal de la novela con este nombre del francés Alejandro Dumas (1802-1870); hoy le comento una que creo, es clave para el éxito espiritual y material que llega alcanzar Dantés. El entrenamiento con su maestro Faria que le abre y prepara su mente con adecuados y específicos conocimientos y habilidades para enfrentar exitosamente los retos de la vida, además del gran tesoro que le hereda, escondido en la isla precisamente de Montecristo, de donde toma el famoso título.
La influencia y el entrenamiento de su mentor Faria, llega tan hondo al alma y mente de Edmundo Dantés, que en la cumbre de su desarrollo directivo, tras varios desafiantes emprendimientos exitosos, Dumas le pone en su labios el mejor consejo para alcanzarlos: “la sabiduría se reduce a dos palabras: confiar y esperar.” Le recuerdo que sabiduría viene de la palabra saborear. ¿Qué tanto saboreamos la vida?
Existen varias versiones cinematográficas, una mexicana de 1941, dirigida por Chano Urueta, con un magnifico elenco encabezado por Arturo de Córdova. No le pide nada a la versión francesa de 1998 con Gérard Depardieu.
Le invito a que la vea y se entrene para que mejoremos la cultura directiva del país.
¿Se anima?

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