HUMILDAD Y LIDERAZGO ®
HUMILDAD Y LIDERAZGO ®
Por Nacho Navarro
innavalle@hotmail.com
Así se titula el recomendable libro sobre management del recientemente fallecido Carlos Llano Cifuentes (D.F. 1932-2010), cofundador de una pionera escuela de negocios del país, llevando como subtitulo esta interrogante: ¿necesita el empresario ser humilde?
Pregunta por supuesto, aplicable a cualquier persona y que el autor en su larga experiencia (más de cuarenta años) con dirigentes mexicanos y de otros países, observó de primerísima conveniencia para alcanzar, entre otras cosas, liderazgos que de verdad y enserio provoquen en las personas y organizaciones, del tipo que sean, acciones diferentes y positivas.
De liderazgo se habla y escribe hoy, como nunca, existiendo una variada oferta de autores y conferencistas, según se quiera. Aunque como reconoce el nonagenario millonario banquero norteamericano David Rockefeller (1912- ), también, como nunca, vivimos una escases de líderes, por todos lado. ¡Paradójico! ¿No?
Pero de humildad, pocos escriben y hablan fuera de las iglesias, y que por tanto escucharlas, puede que se nos resbale y solo la vemos como parte de la vida de unos cuantos, ya fallecidos; siendo lo más evidente, percibo, las pocas veces, por no decir nunca, que vivimos, allí donde estemos, esta conveniente acción, personal. Quizá porque hemos hecho falsos y/o ridículos estereotipos de la misma, llegando a creer y/o asociar que uno es humilde, siempre y cuando; por ejemplo, pongamos cara de “yo no fui”; andemos con la cabeza agachada diciéndoles a todos que sí, o peor aún, actuemos frecuentemente con aquella máxima que los trepadores sociales (G. Zaid, dixit) recomiendan para ganar poder o posiciones en las organizaciones: “calladito meo veo más bonito”, aunque la situación requiera de usted o de mí -en ese momento-, una acción valiente, respetuosa e inteligentemente responsable.
De aquí que Llano, me parece, destaqué su actualidad e importancia, anteponiéndola a la de liderazgo y ya en el libro -citando al gran filosofo español Jaime Balmes (1810-1848)- dé dos magnificas pistas para saber qué tan humildes somos: 1.- aceptando nuestras limitaciones y 2.- nuestra disposición permanente a pedir consejo, para acabar diciendo que “la humildad no es apocamiento, sino estímulo y acicate de superación.”
Aunque hayamos de empezar, creo, reconociendo que pocas veces lo creemos y menos lo vivimos. Sobre todo, si nos sentimos “importantes” por tener ciertos años y prestigio, poder o dinero.
¿Se anima?

