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LA PREGUNTA. ©

LA PREGUNTA. ©

Por Nacho Navarro.
innavalle@hotmail.com

Existe este cuentito que le comparto. Un pavo estaba conversando con un toro: Me gustaría subirme a aquel árbol, suspiro el pavo, pero no tengo energía. Pues bien –replicó el toro- ¿por qué no comes un poco de mi excremento? Tiene muchos nutrientes. El pavo comió un poco y se dio cuenta que le dio la suficiente fuerza como para llegar a la rama más baja del árbol. El siguiente día, comió un poco más y llegó a una rama más alta. Finalmente, después de la cuarta noche, el pavo se encontraba en la cima del árbol. Sin embargo pronto fue visto por un cazador que le disparó y cayó del árbol.
La moraleja de la historia: El estiércol puede llevarnos a la cima, pero no nos mantendrá allí.
No deseo detenerme en la veracidad de la capacidad energética de estos consumos vocales del reino animal, sino en la conveniencia de aplicar -dicha analogía- allí donde nos encontremos, usted y yo.
Así observo, conviene preguntarnos constantemente cuáles y cuántas de nuestras acciones, pensamientos, conductas, propósitos, búsquedas y anhelos en el hogar, trabajo, negocio, barrios, colonias y/o reuniones sociales, cotidianamente vemos se parecen al “alimento” del cuentito. ¿Cuántas veces?
Lo siguiente, que nos conviene percibo -aplicando esta enseñanza- es CREER siempre en lo positivo de nuestros pensamientos y acciones para triunfar en la vida. Porque si usamos mentiras, artimañas y abuzamos de la confianza de los demás, puede que “ganemos” y acabemos imponiéndonos por sobre la familia, socios, compañeros, vecinos, competencia, etc., haciéndonos de dinero, negocios, trabajo, fama -no por merito y capacidad probada (ser y parecer)- solo por mentirosos, influyentes o chuecos, como decimos en México. Y más temprano que tarde, en esos “éxitos” y sitios sociales “conquistados”, seremos “cazados” y/o “caeremos” de los pedestales alcanzados con ese estiércol, literal. ¡Al tiempo!
¿Nos animamos a hacérnosla?