“Si su equipo con mucha cortesía y educación le informa cosas superficiales o parciales o suele adularlo, lo que hace es tratar al director con ¡respetuoso engaño!”
Guillermo Gánem. Mexicano autor de “YO SA. De CV.” Pág. 69.

NOS GUSTA HACERNOS…

Por Nacho Navarro.
innavalle@hotmail.com

Habrá pasado más de una vez, que experimentamos una inclinación casi automática a escuchar y decir solo cosas que nos agraden.
Esta costumbre (cultura) difundidísima por todos lados, si nos descuidamos –percibo-, puede convertimos en adictos al engaño. Quizá, por que somos presas, también de esa cultura de darle vueltas a las cosas, de echar (nos) unos rollos, eludiendo la realidad, tal cual.
Así, si las cosas no salen como esperábamos, en lugar de una serena reflexión para encontrar las razones del porqué, buscamos ¡zas! la responsabilidad de lo negativo en otra(s) persona(s). Máxime si junto a mi hay quien por motivos de jerarquía, subordinación, dependencia afectiva o económica, me “da” por mi lado, como decimos coloquialmente, y puede ocurrir que me sienta “tranquilo” de oír y repetir lo que me “gusta”, sin hacerme conciente, que con ello cancelo una magnifica oportunidad de superar convenientemente lo que está retrazando mi bienestar. ¿No?
O puede ocurrir de repente, comportarnos como esas personas que para no “molestar” o “incomodar”, acostumbran decir solo cosas “bonitas”.¡Ojo! No estoy a favor de las majaderías y/o mal comportamiento. Ejecutando para ello acciones francamente mentirosas, disfrazadas de posturas “correctas” como el decir “SÍ” con nuestra boca, pero “NO” con nuestras acciones o repitiendo frases huecas como: “te busco la semana entrante”; “es justo lo que necesito”; “luego te llamo”. ¡Y NADA!
Y sí, luego nos quejamos cuando nos la hacen. ¿Y cuándo las hacemos?