Por Nacho Navarro
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¿Conoce a alguien que no quiera o busque seguridad para sí, su familia, trabajo, negocios o demás bienes? Con toda “seguridad”, la respuesta será: no, incluyéndonos. Qué le vamos hacer, lo venimos repitiendo culturalmente, hace milenios.
Aunque la experiencia cotidiana, paradójicamente, nos mantenga en una incertidumbre permanente, que se confirma y contagia hoy, percibo, con los reportes de los medios de comunicación que están, entre otras cosas, dándonos el resultado de las agencias gubernamentales mexicanas; por ejemplo, el INEGI que entre marzo y abril pasado mapeó la percepción ciudadana sobre la seguridad pública en el país, y una aplastante mayoría de 50.7 millones de personas (66.6% del total de ciudadanos) percibe aún inseguridad. Otra agencia, el Banco de México, en voz de su titular externa preocupación (El Economista. 30 de octubre) a que la tasa de inflación anualizada rebase este año el 4%, con negativas repercusiones en la estabilidad de precios, salarios, tasa cambiaria y de ahorro, incluidos, que nos afectan a todos.
Y experimentar incertidumbre, observo, es una constante en otras culturas también, si atendemos; por ejemplo, a lo que acaba de pasar en la última elección presidencial norteamericana, donde sus ciudadanos experimentaron una prolongadísima incertidumbre, pocas veces vistas, de quién sería electo presidente (Las elecciones en EEUU 2012 www.cidac.org ), y que ya electo, por cierto, el pueblo norteamericano sigue en la incertidumbre ante lo que pueda pasar con el denominado “precipicio fiscal”, que trae de cabeza a los políticos en ese país, el más poderoso del mundo, aún.
O si vemos, lo que pasa en España donde impera la incertidumbre respecto a que Cataluña continúe siendo española, o si el gobierno pedirá a la UE rescate financiero, por fin, junto con la que vive su actual monarca y jefe de estado Don Juan Carlos 1, que desde sus malogradas vacaciones africanas, donde desafortunadamente resultó con fractura de fémur, cazando elefantes, fue presionado, por primera vez en su vida, a disculparse públicamente ante las cámaras de tv, ofreciendo no volver hacerlo, y que en la revista mexicana Alto Nivel (285) se mostró como un caso de incongruencia y despilfarro público, poniendo al Rey en el centro del debate sobre el futuro de la monarquía española; lo que trae consigo -¡adivinó!- más incertidumbre para los españoles, la cual, según el británico Paul Preston (66) experto en España, no es tanta, porque en su opinión, una futura republica española “sería un autentico follón” (elmundo.es/noviembre 10/12).
Por lo que deseo invitarle nos entrenemos serenamente a vivir lo que me parece es la interesante sabiduría de la incertidumbre, allí donde estemos, que de entrada, suena raro y poco acostumbrados estamos, aún; porque de lo único seguros, coincidirá, es que vamos derechitos a la muerte, aunque se nos olvide.
Pudiéndonos ser de valiosa ayuda aceptar esta sabia incertidumbre, por lo bueno que nos depara, aunque lleguemos a pensar al revés condicionados por nuestras experiencias pasadas, donde muchas veces actuamos atiborramos de información y creyéndonos expertos, pero a la mera hora no atinamos a la “seguridad” del resultado buscado, como lo recomienda y demuestran las atinadas investigaciones del científico Gerd Gigerenzer (65) del Instituto Max Planck para el desarrollo humano de Berlín, Alemania, de las que le seguiré compartiendo más al respecto, en la siguiente.
¡Le espero!