LA VENTANA Y EL PAISAJE ©
“Me podré saber y recomendar todo lo referente a cómo comer sano y ejercitar el cuerpo adecuadamente. Si yo no lo vivo. Mi cuerpo se encargará de advertirle a quienes me miren: Cuidado. Es un vil embustero.”
En la pared de un gimnasio
LA VENTANA Y EL PAISAJE ©
Por Nacho Navarro
innavalle@hotmail.com
Yendo a mis citas temprano, vengo experimentando el saludo de una mujer -donde un tope obliga a detener los vehículos- que con una sonrisa oferta vasos con jugo de naranja. Nunca le compro porque voy desayunado o me dirijo a un desayuno. Sin embargo, procuro corresponderle igual a esta mexicana que provoca literalmente felicidad e impulso a quienes nos topamos con ella, que me inspira compartirle lo siguiente:
En mi fascinante aventura escribiendo y dando conferencias, talleres y charlas, las más veces, procuro que quienes me lean, escuchen y observan, experimenten una sensación parecida a la que usted y yo vivimos cuando estamos parados en LA VENTANA observando EL PAISAJE hermoso, enfrente de nosotros: ¡sana estimulación!
Así El PAISAJE que presento como tema principal, casi siempre está basado en la ciencia de los negocios, por lo que cuando observo que quienes me leen y escuchan la experimentan, resulta por supuesto, positivo; aunque conviene advertir y admitir serenamente, esto solo es el principio o la continuación, en el mejor de lo casos, de todos los procesos de capacitación (técnicas a corto plazo) y desarrollo (mejora personal más allá del estatus empresarial o directivo).
Lo realmente interesante y retador está en provocar que no solo observen EL PAISAJE personal y el de sus organizaciones, sino que se decidan conscientemente a ser los protagonistas del mismo, a través de sus reflexionadas y fundadas acciones personales. Por que mirarlo desde LA VENTANA, por más emocionante que resulte, no basta para transformarlo. Con optimismo observo, cada día, aumentan las mujeres y los hombres que se deciden seriamente a invertir en esta segunda e importante fase del desarrollo de las personas y las organizaciones. Afortunadamente.
Concluyo con la mujer del principio. Interesados en CONTRACULTURA® descubrimos que por las tardes es micro empresaria que oferta sonrientemente flores, compartiéndonos -cuando la entrevistamos- cómo logra hacerlo contenta y de buenas: “Acabamos de comprar nuestra casita y ahora queremos amueblarla, de aquí que dedique mis tardes a esto. Así podremos comprarlos.” ¡Seguro! Ya está trasformando su paisaje.
¿La imitamos?