LÍDERES PARA CONFLICTOS ©
Por Nacho Navarro
innavalle@hotmail.com @NachoNavarro8
¿Tiene conflictos? Rápidamente responderá que NO, puede. Es una manera, observo, frecuente de contestar, influidos, entre otras, por esa cultura de “agradar” a todos con palabras, poses e imágenes “feliz”, en la que subyace, percibo, la presión a que nos vean “fregones”, como decimos aquí, o también hay que admitirlo, están los pesimistas – a veces usted y yo, incluidos- que ven todo o casi todo, negativamente. No me detendré en ello, sino en la conveniencia de que usted y yo nos entrenemos a LIDERAR CONFLICTOS.
Porque estará de acuerdo, conflictos, apuros, problemas, situaciones difíciles o de desgracia, discusiones en el trabajo, hogar, escuela, con amigos, compañeros o adversarios, todos tenemos, ya sea que los provoquemos o nos veamos en medio de alguno, sin quererlo.
Y este fue el tema que abordó la última Conferencia Anual de Liderazgo de la escuela de negocios Wharton de la Universidad de Pensilvania. Por espacio, brevemente le comparto, lo siguiente:
Los panelistas fueron: un ex comandante del transbordador espacial de la NASA, el director de una escuela especializada en trabajo en equipo al aire libre y el vicepresidente de GM, responsable de estrategia y alianzas corporativas y desarrollo de nuevos negocios.
Las experiencias compartidas por el astronauta y el experto en excursiones al aire libre, según explicaron aplican a sus mundos y también a las juntas de socios y reuniones de las empresas más tradicionales. Ambos dejaron claro que las buenas soluciones a los conflictos, hoy, tiene que ver, en su experiencia, con estas tres claves: 1.- preparación; 2.- atención exclusiva al objetivo y 3.- con la integración de un equipo que ellos denominan “seguidores activos”, cuyas características descritas más destacables, en mi opinión, están definidas, por lado, en que cada integrante tiene la libertad de proponer alternativas de solución al conflicto, el que sea, y por otro – y quizá más necesario en todos lados, creo- apoyar proactivamente lo que el equipo (líder y seguidores) haya decidido, aunque no hubiera sido idea suya o rechazada la que hubiese propuesto, en su caso. Sin duda, la tercera será una atractiva meta a lograr en cualquier grupo de personas (familia, empresa, gobierno, escuela, etc.), si de verdad, queremos bajarnos de nuestro pedestal de soberbia, de sabelotodo o saboteadores a lo que otro, proponga.
Así, este abordaje de Wharton resulta muy interesante, nada teórico, ni a cargo de esos “expertos” en liderazgo o motivación, cuyas conferencias, las más veces, están llenas de términos raros, esotéricos o simplones invitaciones a la emoción y “felicidad”, sin ciencia o experiencia sustentada y convincente para que usted y yo nos entrenemos, de verdad, para liderar conflictos, en bien nuestro y de quienes están cerca en nuestros hogares, negocios, trabajos, escuelas, barrios y colonias.
¿Se anima?