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TRANQUILOS QUE HAY PROBLEMAS ©

Por Nacho Navarro
nachocontracultura@outlook.com

Reconocer existen problemas donde quiera de todos tamaños, sabores y colores, es una verdad de Perogrullo, como recién me expresaba un empresario de una importante marca de pinturas mexicana; son, según él, interesantes ingredientes de los negocios en particular y de la vida en general, en línea me parece de este sabio y atribuido proverbio chino: “abundantes beneficios esperan a quienes descubren el secreto de encontrar las oportunidades en las crisis.”
Lo que puede no coincida con lo dicho por este hombre de negocios, y que no abordamos en nuestra conversación, ni quizá estamos acostumbrados, es lo conveniente de entrenarnos para resolver y sacar provecho a cada uno de nuestros interminables problemas; esto es, a estar tranquilos, sin “ayuda” de la cultura de compras compulsivas, del poder del cargo o dinero, embriagantes, hobbies de “adultos”, ansiolíticos o demás sustancias adormecedoras.
Porque de entrada, aceptemos nada sencillo, ni rápido es o que podamos adquirir a la vuelta de la esquina, ni algo -¡vamos!- que la cultura en general hoy influya y coopere a incorporarlo a nuestra arquitectura humana de reacción ante los problemas. Todo lo contrario.
Disparadores de la intranquilidad coincidirá, pueden ser; entre otros: usted y yo enfermos o algún ser querido; muerte de familiares o amigos; perder el empleo o negocio; ver la tv o películas; leer periódicos; escuchar noticias y navegar en internet o también conviene decirlo, cuando nos gusta el chismorreo e interesa sobremanera saber qué piensa de nosotros otras personas o cae mal alguien, ¿no? Si usted no experimenta ninguna de estas “culturas populares”, felicidades, -¡ya la hizo!-, como decimos aquí. No siga leyendo.
Pero si sí, como nos pasa a muchas personas, entonces le propongo para estar tranquilos que con la ayuda de familiares, amigos, mentores o entrenadores capaces nos inspiremos ante los problemas; por ejemplo, con este interesante caso verídico que en reportaje de la televisión francesa el canal 22, recién exhibió; aquí le comparto breve resumen:
La científica norteamericana Temple Grandin (65), catedrática de la universidad de Colorado, descubrió una forma para controlar su autismo, enfermedad que predispone, entre otros síntomas, a una intranquilidad casi permanente a quienes la padecen.
Observado de jovencita cómo los veterinarios del rancho de su tío en Arizona lograban tranquilizar el ganado al explorarlo, mediante una máquina que literalmente envuelve al animal desde la garganta a los cuartos traseros. A ella se le ocurrió llamarle: la máquina de los abrazos. Después ya en casa, construyó una similar pero más rudimentaria que de alguna manera reproducía lo que a ella tranquilizaba. Un abrazo.
Esta experiencia la preparó no sólo como una autista que logró doctorarse en zoología sino hoy, como una prestigiada catedrática y consultora de la industria ganadera mundial, al demostrarles a los dueños del dinero, que la crianza del ganado en condiciones de tranquilidad reditúa mayores beneficios económicos, debido a que la carne del animal logra mejor desarrollo y color (rojo intenso), sabor y textura que la de los animales criados en condiciones de estrés y llevados al matadero en dicho estado.
Aunque dicha solución quizá pueda sonar un poco “salvaje” o impráctica, no lo es, si la aterrizamos inteligentemente entrenándonos ante los problemas para, entre otras metas, hacernos consientes de qué nos intranquiliza, para luego buscar tranquilizarnos responsablemente, apoyados de las personas adecuadas, medios y ambientes propicios.
Y así, como la Dra. Grandin se tranquiliza e influye para bien, en el negocio ganadero mundial, re-diseñando las formas para que sea sano y rentable, también usted y yo podemos me parece, lograr algo similar con nuestros problemas, ahí donde estamos. Pero no me crea.
¡Mejor experiméntelo! Le invito.