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LA CONFIANZA

“Los discursos inspiran menos confianza que las acciones”
Aristóteles

LA CONFIANZA

Por Ignacio Navarro Valle
nacho@contracultura.org.mx

Más de una vez nos habrá pasado, hemos sentido la falta de confianza en nosotros o en quienes nos rodean, sean de nuestra familia, del trabajo ó del medio social en donde nos desenvolvemos.

Confiar es una necesidad importantísima para un sano desarrollo individual y comunitario. Sin confianza no se avanza. Así de sencillo. Y para ello es necesario, primero que nada, conocernos individualmente de manera sincera y completa. Esto es, con todos nuestros aspectos positivos unidos, por supuesto, de aquellos retos de mejora continua a nuestra forma de ser. Recordar, frecuentemente, que somos seres inacabados y por lo tanto mejorables todos los días de nuestra vida, nos dará confianza para permanecer en aquello que nos mejore y rectificar ó corregir, cuando haya de hacerlo, todo aquello que no propicie mejoramiento individual, que por lo general, tiene repercusión comunitaria.

La confianza parte pues de usted, de mí, hacia usted, hacia mí antes que nada. Nadie damos lo que no tenemos. Si no nos tenemos confianza a nosotros mismos, difícilmente podremos ganarnos la confianza de los demás. De aquí la sana necesidad de confiar en nosotros mismos, sabiendo de antemano que esta confianza no es arrogancia o complejo de superioridad sobre los demás, sino un justo punto de partida hacia una buena interacción con los demás.

Así, cuanto más me conozco, sabré qué tengo o debo de incorporar a mi persona que me enriquezca, no solo para provecho propio, sino en beneficio de quienes están cercanos a mí. Este ejercicio de auto-conocimiento y de confianza irá preparándome todos los días para una mayor capacidad de conocimiento de los seres que me rodean, que están a mi lado y que igualmente gozan de la posibilidad de mejora continua y permanente en sus vidas, y al igual que usted ó yo, sufren de retrocesos y desequilibrios de la vida cotidiana y por esto mismo, dignos de tenernos confianza.

Por eso, confiar en otros, pasa inevitablemente en confiar primero, en lo individual, en cada uno de nosotros, por que solo así, construimos la verdadera y sólida confianza que hará de nuestra familia, colonia, barrio, trabajo una nación con acciones, de sus habitantes, más confiables y positivas.

Nos leemos la próxima.