ATRAPADOS ©
Por Nacho Navarro
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Por mi actividad profesional y empresarial, asisto a asambleas de accionistas, juntas de consejo o de comité directivos, dentro de los que se destacan los denominados consejos de planeación e innovación -de moda últimamente y a veces percibo, son puro rollo-, lo mismo que programas personales de entrenamiento empresarial y/o directivo con los dueños y capitanes de organizaciones, principalmente de la zona occidente y de la capital de la república mexicana, respectivamente.
En todas, los aprendizajes son muy enriquecedores, superando el contexto y particularidad de cada una. Que las tienen, claro. De aquí, lo valioso que plantean, por lo siguiente:
Más allá de lo pesado o tediosas que de repente resultan, sobre todo las asambleas con asistencia y pluralidad de dueños, lo interesante creo es darnos cuenta de la proclividad casi automática de intentar imponer puntos de vista -sobre todo sin sustento.
Porque igual nos sucede, en reuniones “menos” formales, incluso familiares y hasta amistosas, como sucedió cuando un capitán de una organización empresarial mexicana me pidió llevar el registro puntual y discreto, por 6 meses, de quienes intervenían en las juntas de su consejo directivo de esa industria; observando que: cerca de 80 % del tiempo, literalmente se tiraba a la basura en críticas y señalamientos sin sustento, en el 90% de los casos, por los mismos miembros de siempre.
Confirmando con ello, lo que el genio de la publicidad inglés, David Ogilvy (1911-1999) admitió y compartió como sus defectos números 2 y 10 respectivamente, de un total de 12 que se conocen, hoy, como el test de Ogilvy y bien pueden aplicarse a cantidad de juntas, asambleas y demás reuniones a las que asistimos y quedamos ATRAPADOS, si nos descuidamos: “Pierdo demasiado el tiempo ocupándome de cosas que carecen de importancia.”; “En las discusiones siempre veo demasiados puntos de vista.” (Cf. El libro de las posibilidades Págs. 59 y 60 de Albert Lieberman Ed. Urano 2011).
De aquí lo conveniente de entrenarnos en hacernos conscientemente consientes, de cuántas veces vivimos atrapados en tonterías y por tonterías, las más veces producto de una cultura influenciadora y proclive a la negatividad y envidia, en vez de aportaciones que nos hagan mejores personas, allí donde estamos, hoy. Ya lo advertía el humanista francés Montaigne (1533-1592) “Mi vida ha estado llena de terribles desdichas, la mayoría de las cuales nunca ocurrieron.” (Cf. Agujeros negros de la mente Pág. 174 de José Luis Trechera Ed. Desclée de Brouwer 2005).
Para ello resulta enriquecedor para usted y para mí, revisarnos tranquilamente de vez en cuando, en lo que el sabio romano Cicerón (106-43 a. de C.) describió cómo los seis errores más comunes que nos atrapan y generan problemas y desasosiego mental:
1.- La ilusión de que la ganancia personal se obtiene aplastando a otros
2.- La tendencia a preocuparse por cosas que no puede cambiar o corregir
3.- Insistir en que algo es imposible porque no podemos cumplirlo
4.- Rehusar desprendernos de preferencias triviales
5.- Desatender el desarrollo y purificación de la mente, así como el hábito de leer y estudiar
6.- Intentar que otros vivan como nosotros y tengas nuestras creencias (Cf. El libro de las posibilidades Pág. 173 ya citado)
Revisarnos, identificando con cuál(es) estamos ATRAPADOS, no nos asegurará dejar de cometerlos, por supuesto. No hacerlo, menos.
¿Se atreve?