Por Nacho Navarro
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Coincidirá en lo agradable y conveniente que es recordar a nuestros MAESTROS, unido -casi siempre- a lo que nos enseñan y/o enseñaron y enriquecieron como personas en su momento y, con lo que usted y yo, seguimos enriquecidos, seguramente.
Los tendremos de todos los niveles: desde kínder hasta posgrados, sin faltar los de cursos, charlas, conferencias, seminarios o talleres presenciales.
También los hay, conviene recordar, aquellos que, sin haberlos conocido en persona, igual nos educan a través de sus libros escritos o que gracias a la tecnología hoy los podemos encontrar electrónicamente; que escucharlos en cómodos audiolibros y/o CD; observarlos por video conferencias, lo mismo que en internet, mediante la plataforma YouTube. Tantas veces queramos.
Destaca en cada uno de estos MAESTROS me parece, el contenido de la enseñanza y su forma de trasmitírnosla en cada nivel y tiempo. Y, sobre todo, estará de acuerdo, por el bien con el que nos impregnaron y siguen impregnándonos a usted y a mí, cada vez que los recordamos y, mejor, aplicamos para ser mejores.
De aquí lo conveniente PARA ESTOS TIEMPOS, donde usted y yo preparamos nuestro futuro, poner en práctica las enseñanzas de nuestros queridos maestros, y la de esos otros a las que podemos acceder por medio de estas multiplataformas y que amplían, percibo, el abanico de oportunidades para enriquecer nuestra arquitectura humana.
De la educación llena de sabiduría de estos MAESTROS, a los que usted y yo no conocimos en persona, es de la que le invito a interesarnos, por lo siguiente:
Primero, a conocerla o si ya conocemos, volver a ella,
Segundo, nos enriquezcamos con su sabiduría y
Tercero, apliquemos PARA ESTOS TIEMPOS. Al tiempo suyo, al tiempo mío. Allí donde estemos.
Con seguridad, en todos y todas, encontraremos calidad y consejo, por lo que estará también de acuerdo conmigo, que lo mismo nos puede enriquecer y convertir en mejores personas un refrán -también nombrados evangelios chiquitos- que una fábula, una metáfora de pocas líneas que una larga novela.
Porque puede suceder que a usted le guste más una tragedia griega, un cuento largo, que La Divina Comedia. O viceversa.
Para esto nos ayuda acudir a lo que los hombres y mujeres a lo largo de la historia han aportado con sus obras escritas, contribuyendo a la docencia y experiencia e influyendo para bien, en la formación y educación de sus contemporáneos y de aquellos que convenientemente siguen aplicando su sabiduría y por esto, se les distingue y considera MAESTROS clásicos de la literatura universal.
Y dentro de esta gran constelación de mentes brillantes, encontraremos interesante variedad de; por ejemplo: filósofos, dramaturgos, poetas, novelistas, sociólogos, teólogos.
Hombres y mujeres de sus tiempos, por supuesto, pero también, creo, PARA ESTOS TIEMPOS y por su formidable ejemplo educador, para todos los tiempos.
Como lo propone el catedrático Luis Javier de la Vega (Madrid, 1941), en su recomendable estudio El poder educativo de los clásicos de editorial ciudadela, colección vida práctica 2010, donde nos presenta una breve biografía de 76 destacados MAESTROS junto a la valiosa literatura, de cada uno, con la que usted y yo podemos enriquecernos, si queremos.
Le invito.