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LLENOS DE ENTUSIASMO ©

Por Nacho Navarro
innavalle@hotmail.com ignacionavarrova@hotmail.com

¿Está entusiasmado(a)?, ¿cuándo fue la última vez que pensó en ello?, si no se hace estas preguntas con regularidad, permítame decirle: muy posible es de las personas que asocian ENTUSIASMO con algo sentimental o como hoy está de moda, a lo “emocional”, a cosas que “sentimos”, olvidándonos con este sentimentalismo ramplón, observo, que el entusiasmo siempre es una decisión personal, suya y mía, influida quizá por personas y ambientes y por supuesto, por lo que creemos, pero al fin y al cabo una decisión personal y, por lo tanto, aquí lo interesante, sujeta a mejorarse con voluntad y entrenamiento consciente para convertimos y/o mantenernos como personas llenas de entusiasmo. Le comparto:
Entusiasmo viene del latín tardío y del griego y significa “Dios interior” y, es una palabra, estrechamente vinculada a cómo exaltamos y energizamos nuestro ánimo, que admirado y cautivado por algo, nos mueve, -¡ojo!- a favorecer una causa. Siendo un movimiento del interior de cada uno(a), siempre, no como costumbristamente atribuimos a algo externo.
De aquí lo interesante de entrenarnos a darnos cuenta, conscientemente, con qué llenamos nuestra mente, que, por cierto, es donde obviamente se producen nuestros pensamientos cotidianos, y por ende, nuestra capacidad de vivir mejor la vida, lo que desafortunadamente, admitámoslo, la cultura en su conjunto poco, o nunca, nos invita a cultivar esta calistenia cerebral, que nos mantenga con entusiasmo, y quizá por eso andamos buscándolo externamente, casi siempre, en la bebida, droga, sexo, fama, cargo, poder o compras compulsivas que al final… nos vuelven a dejar vacios, cada vez más.
O también sin él, constantemente estamos enfrascados en puras tonterías, como lo cuenta la historia de ese hombre famoso y dos de sus hijos jóvenes que iban llorando al lado de su padre por una calle de su ciudad natal, que al preguntarle un transeúnte el por qué del llanto de sus pequeños el papá respondió: “Lo mismo que pasa con el resto del mundo. Que tengo tres nueces, pero cada uno quiere dos.”
De aquí que le invite a intentar repetir las veces que sea necesario, lo que convenga para desplazar de la mente todo lo que se nos meten de negativo desanimo. Sin ser ingenuos, ni esperar remedios mágicos, por supuesto
Porque aún con entusiasmo puede que el mundo de allá fuera, siga igual; nosotros no, ni quienes están cercanos, para bien, se lo aseguro.
Anímese, pruebe y experimente esta poderosa energía de la que usted y yo tenemos la llave, y que hizo afirmar inteligentemente al gran dramaturgo griego Esquilo (525 a. C – 456 a. C): “Cuando un hombre tiene voluntad y entusiasmo, Dios se une a él…” ¡Nomás!
¿Intentamos?