SACARLE VENTAJA A LA INCERTIDUMBRE ©
Por Nacho Navarro
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Alfred P. Sloan Jr. (1875-1966) ingeniero egresado del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts y que por más de 30 años lideró a la automotriz GM, llevándola a ser la número uno del mundo en ese rubro, ante uno de sus comités de alto nivel, expresó: “Caballeros estimo que todos estamos de acuerdo, respecto de esta cuestión.” Todos, en torno de la mesa, le expresaron su anuencia. Entonces Sloan, les dijo, “propongo diferir la discusión de este asunto para una próxima reunión. Así tendremos tiempo de disentir y, acaso, de entender, en parte, su contenido.” (Cfr. Peter F. Drucker El ejecutivo eficaz, editorial debolsillo).
Esta anuencia de los ejecutivos de Sloan retrata, percibo, la humana proclividad a rechazar la incertidumbre (vr.gr. enojar al jefe) aunque eso nos orille a dejar de usar nuestra valiosa creatividad y, así, tomar las mejores decisiones, que Sloan sí intuyó para él y la industria automotriz mundial, afortunadamente, como Drucker deja debidamente documentado en este recomendable libro.
De aquí que resulte conveniente, para superar este modo de sentirnos “seguros”, entrenarnos pacientemente, observo, en sacarle ventaja a la incertidumbre de todos los días, allí donde estemos, comenzando, antes que nada, por aceptarla -de entrada, nada acostumbrados, aún-, además de conocer y poner en práctica las observaciones del científico Gerd Gigerenzer (65) del Instituto Max Planck para el desarrollo humano de Berlín, Alemania, plasmadas en su interesante libro “Decisiones instintivas. La inteligencia del inconsciente, ed. Ariel”, que por espacio, brevemente le comparto, lo siguiente:
Según este investigador, para decidir bien, un grado beneficioso de ignorancia es más eficaz que una cantidad considerable de conocimiento e información. Su afirmación la documenta, entre otras investigaciones expuestas en el libro, con una experiencia propia, vivida al lado de un economista, que inscribiéndose en un concurso de compra de 50 acciones organizado por una revista especializada en inversión de capital, donde participaron10,000 competidores, por cierto.
Mientras la mayoría intentó conseguir la mayor información posible, incluyendo programas informáticos, Gerd y este economista preguntaron, para escoger la cartera de acciones, a 100 personas de la calle, que poco o nada sabían de finanzas, decidiéndose por las 10 que más les “latían” a la gente; esto, basado más en la ignorancia que en la recomendación de expertos. El resultado: sus acciones subieron 2.5%, mientras que las escogidas por el experto redactor de la revista, perdieron 18.5%. Para control de la investigación Gerd y su amigo, también escogieron una cartera de 10 acciones que menos recomendaron los transeúntes consultados y los valores resultaron tan desalentadores como los del mismo experto editor de la revista especializada.
Valiéndose de esta sabiduría peatonal, este investigador alemán, decidió invertir cincuenta mil dólares en un portafolio armado de las acciones que un grupo de transeúntes le fueron dando. Seis meses después, su portafolio creció 47%, superior aún al logrado por la bolsa alemana en el mismo periodo, 34%.
En un reportaje para la televisión pública española, Gerd narró cómo un experto economista decidió, en forma metodológica, con quién debía casarse y lo hizo. Hoy está divorciado.
¿Qué le parece?