HILOS DE PROGRESO ©
Por Nacho Navarro
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Hace poco en reunión con empresarios de Guadalajara, Jal., especializados en el comercio de ropa, después de un interesante análisis de las perspectivas internacionales y mexicana para 2014, en mi turno propuse reflexionar sobre esta sabiduría de hace 27 siglos, que aquí le comparto:
El observador y escritor griego Esopo (siglo VI, A.C) en la fábula “El anciano y sus hijos” propone una excelente manera de actuar y progresar aún vigente, percibo. Allí narra la reacción de un padre ante la enemistad existe entre sus hijos, que valiéndose de reunir una porción de varas en un solo haz, reta a cada uno a romperlas, sin que ninguno lo logre. Entonces desatándolo les demostró cuán fácilmente se rompía cada vara estando sola. De esta manera –les dijo- nadie podrá contra ustedes, unidos (cf. FÁBULAS. ESOPO, pág.36, editores mexicanos unidos, s.a.)
Esta sabiduría de progreso personal, familiar, laboral, de negocios y buen gobierno, estará de acuerdo, es la que ha inspirado, entre otras acciones, la concurrencia de las personales arquitecturas humanas, para bien de muchos, incluidos usted y yo, a grado tal que el afamado cineasta norteamericano David Lynch (68) la incluyó en su magnífica película de 1999, basada en un hecho real: Una historia sencilla, nominada en su momento al Oscar por la mejor actuación masculina.
Así; por ejemplo, al comprar y usar nuestra ropa, no nos detenemos a pensar (vivimos a veces distraídos), en la importante conjunción del necesario textil con sus hilos bien sincronizados para armar primeramente las telas, que después con la valiosa conjunción de la mente de las y los diseñadores, ponen al día nuestros vestuarios, sin olvidar por supuesto, a las de directivos, financieros, de marketing y comercialización que ponen a nuestro alcance la ropa, bien básico y necesario. ¿Se imagina cada hilo, botón, costura, diseñadora, empresario, directivo y demás inteligente participante de la ropa por su lado, sin ton ni son? El fracaso, ¿no?
Lo mismo puede ocurrir, me parece, con nuestro progreso personal, si ignoramos o nos hacemos de la vista gorda, que frecuentemente estamos acompañados de otras personas, configurando los hilos de progreso. Solos, nadie puede, aunque hay quien lo crea y, peor, practique.
Hacernos conscientes de ello y entenderlo parece fácil; vivirlo productivamente día a día, allí donde estemos, es interesante reto para usted y para mí.
Ayudarnos de personas, lecturas y demás medios y herramientas adecuadas que nos inspiren, faciliten y mantengan siendo parte activa de estos hilos de progreso, dejará siempre invaluables beneficios para todos. Es el caso, me parece, de la estupenda propuesta narrada en la novela “La Navidad en las montañas” que el educador y escritor mexicano Ignacio Manuel Altamirano (1834-1893), de editorial Grijalbo, sigue haciéndonos a las y los mexicano, observo.
No me crea. ¡Inténtelo!