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CRISIS DE CAPITAL ©

Por Nacho Navarro
nachocontracultura@outlook.com

Cuando escuchamos las palabras crisis y capital, casi instantáneamente a usted y mi nos vienen imágenes de que algo malo sucede y, sobre todo, que falta o escasea el dinero por ligarlo culturalmente a capital, coincidirá.
Esto empezó a cambiar gracias a las originales y documentadas observaciones que en los años 60’s plasmó en el libro “El Capital Humano”, quien 30 años después en 1992, ganaría el premio nobel de economía, el norteamericano Gary Becker, recientemente fallecido y quien trabajó prolíficamente como profesor de la prestigiada universidad de Chicago. Ligando Gary por primera vez la palabra capital a lo humano al demostrar cómo los seres humanos actuamos con racionalidad y no meramente emocionados, como hoy se escucha y se lee, como nunca, queriéndonos encasillar, percibo, más al reino animal irracional, que al de seres humanos con razón, en el que vivimos y nos ayudamos todos.
Afortunadamente, las mediciones del comportamiento racional humano, siguen haciéndose hoy, y nos son compartidas por talentosos profesionistas, al explicar muchas de nuestras acciones y respuestas ante lo que ocurre, influye o provocamos, como concluye el ex jefe de la reserva federal norteamericana, el inteligente Alan Greenspan (88), cuando plantea que el miedo tiene al menos tres veces el efecto de la euforia en producir giros en el mercado (cfr. Online.wsj.com/news/articles5/9/2014).
Así, experiencias recientes de reuniones en dos instituciones financieras mexicanas, por separado, repasando pros y contras de la actualidad económica de nuestro país, una vez analizado detenidamente los datos duros de alarma y esperanza que se conocen al respecto, llegamos coincidentemente y sin ponernos de acuerdo previamente, a estas interesantes reflexiones sobre las crisis de capital que le comparto, brevemente:
1.-México continúa con grandes necesidades de inversiones monetarias (capital) en infraestructura pública, que nos permitan continuar con la modernización y ampliación de la red de movilidad en puertos, aeropuertos, ferroviaria y carretera que conecte y agilice el tráfico hacia, dentro y de paso de las grandes zonas metropolitanas de; por ejemplo, el D.F., Jalisco, Monterrey, Querétaro y Guanajuato. Lo mismo que para actualizar y ampliar la generación y demanda de energía, que nos hagan más competitivos.
2.- Las dimensiones de los portafolios de capital colocado ante el público inversionista en México, pueden agotarse rápidamente, ante la demanda extranjera, lo que abre espacios y oportunidades de más y mayores ofertas, aquí. Claro, siempre que se apruebe y apliquen las actuales reformas.
3.- El talento humano es el más valioso capital que demanda cualquier organización, incluso por encima del siempre necesario fondeo financiero, y, por lo tanto, lo más conveniente y a la vez difícil muchas veces a obtener y expandir permanentemente, si es que en serio en México aspiramos a salir de nuestra evidente crisis de capital humano y así, podernos medir mejor, para no irnos lejos, con nuestros dos principales socios comerciales hemisféricos (ya lo hacemos en materia económica), saliendo; por ejemplo, de los últimos lugares, que lamentables nos ubican aun, dos serias listas internacionales al lado de países atrasadísimos en materia de transparencia y corrupción (cfr. Transparencia Internacional) y como marca de país (cfr. Nation Brand Perceptions Indexes).
Porque algo parecido nos puede ocurrir con frecuencia, por lo menos así reconocimos en estas reuniones, si no nos cae el veinte, como decimos aquí: vamos en la vida, a veces, creyendo, allí donde estemos, que nuestra crisis, las más veces, son por insuficiencias de dinero-capital (bajo sueldo, pocas ventas, pensiones raquíticas, altos impuestos, robos, competencia desleal, etcétera), y claro que esto puede suceder, por supuesto, pero pocas veces o quizá nunca se nos ocurre pensar tranquilamente, que lo que más escasea y necesidad tenemos es ante todo y por encima de cualquier cosa material (el capital financiero, incluido), tener usted y yo una sana arquitectura humana (capital humano), empezando nosotros a incorporar los cambios y ajustes convenientes, acercándonos para ello, quizá, a personas que nos apoyen a convertirnos poco a poco, en más y mejores seres humanos y así, incrementar nuestro capital humano.
Porque como lo demuestran estos talentosos economistas, es ahí (capital humano), donde se toman las decisiones y, por tanto, se crean y solucionan las crisis de capital que sea. ¿Se atreve?
¡Le reto!