ENTRENANDONOS A ESTAR BIEN ©
Por Nacho Navarro
nachocontracultura@outlook.com
Cuándo fue la última que tranquilamente, ¡ojo!, tranquilamente se detuvo a preguntar: ¿por qué me siento mal?, ¿por qué me sucede esto?, ¿por qué las cosas no me salen como deseo?, ¿por qué me agobio?, ¿por qué tengo tanto coraje o flojera?, ¿por qué fulanita o zutanito me cae gordo?, ¿por qué a mi jefe, mamá, papá, hermana(o), esposo(a), suegra(o), hijo(a), socio(a), compañero(a), colega, vecino(a) nomás no lo(a) aguanto?
La respuesta a cada una, usted la sabe, es lo importante. Lo interesante, percibo, es no sacarle al parche, como decimos aquí –piense en la figura del avestruz- y abrirnos espacio para estas o las preguntas que usted crea le ayuden a salir del mal estar que experimentamos. Fíjese que escribo separadas las palabras mal y estar, deliberadamente porque creo que venimos repitiendo conductas, que se vuelven culturas, que nomás se enfocan en los malestares y no en el mal estar, que es muy diferente.
Lo primero se relaciona con síntomas físicos, lo segundo -aunque no lo descarta- más bien provoca el percatarnos conscientemente consientes, cómo sincronizamos la mente-pensamientos y nuestro cuerpo. Puede ser que nunca lo hayamos hecho, vamos, que ni siquiera nos suene o estemos familiarizados. No importa, le comparto:
Serios neurocientíficos hoy, demuestran la poderosa plasticidad de nuestro cerebro, lo cual permite, entre otras cosas, abrir espacio a nuevas funciones y acciones en cada persona para bien, si así lo desea (cf. Las neuronas espejo, los mecanismos de empatía emocional de Giacomo Rizzolatti y Corrado Sinigaglia Ed. Paidós 2006)
Quizá porque vivimos en la época de las redes sociales, como nunca es frecuente oír, ver a otros y a uno mismo, quejarse de tantas cosas; acude uno a; por ejemplo, reuniones, juntas, conferencias, clases y/o celebraciones por las más diversas razones y -¡saz!-, empieza la cantaleta y repaso de malos sucesos, que casi siempre acaban por imponerse a lo poco o mucho de bueno que experimentamos o que hay, en general, por destacar. No se diga en los funerales o visitas a enfermos.
Sí, pa´variar, muchas cosas, situaciones y circunstancias son para alarmar, ¿conoce a alguien que no sufra una contrariedad, adversidad, enfermedad ahora o antes?, ¿en el ámbito que quiera, las cosas, en general, van mejor que ayer, la semana pasada? No, verdad.
Por ejemplo, en México investigadores de ciencias de la salud, calculan que el 8% de quienes trabajan sufren mobbing o presión laboral, que los lleva a estados extremos de estrés hasta quemarlos o burnout (portal de El Financiero Junio 27/15). Conozco varios exitosos profesionistas, directivos y empresarios, mexicanos y extranjeros, que están fuera o a medias de circulación por estos motivos, con las negativas consecuencias para ellos, sus familias y sus organizaciones.
Pero si usted o yo somos optimistas, coincidirá, estamos ante adversidades que hoy cuentan con un ingrediente adicional, ante el cual poco o nada estamos familiarizados, menos preparados: la incertidumbre.
Si somos de las legiones de pesimistas, pa´que le seguimos, ¿no?
Porque las varitas mágicas son de a mentiras, estará de acuerdo, aunque se vale que haya magos que viven de ellas, pero mucho más peligroso es que haya gente que presume tenerla – disfrazadas con profesiones o nombres rimbombantes y colores llamativos- para resolver todos los problemas y, peor, quien les cree y más malo, se las compran, para más tarde o más temprano desilusionarse de estos embaucadores y volver al malestar.
Y lo cierto es que a usted y a mí nos seguirán pasando cosas buenas y malas, incluso puede que más de estas últimas de lo que quisiéramos, ¿cuándo no ha sido así?
De aquí lo interesante de invitarlo ante esta realidad, nos guste o no: que nos entrenemos a estar bien, ojo, no sólo al bienestar, que hace referencia al conjunto de cosas materiales para vivir bien y con el cual, estoy de acuerdo.
Porque bien estar, es un estado de ánimo y conducta mental que la alcanzamos sólo si primeramente aceptamos las repetidas veces que cargamos, producimos y nos estacionamos de pensamientos repetitivos, tremendistas y negativos. Por favor, no me mal interprete y piense que le invito a ignorar lo malo que nos sucede y sólo formularnos pensamientos irreales, “colores de rosa”, nada aterrizados, a que mucho(a) “gurú” de moda nos trae “mágicamente”. Para nada.
Al contrario, atendiéndolos con buen diagnóstico, oportuna información y buenos hábitos de pensamiento ante las adversidades que impregnen y avalen nuestras acciones personales proactivas que nos permitan empezar a vivir y atender nuestra vida de manera eficiente, con todas sus adversidades (envidiosos, gandayas, mentirosos, aprovechados y mete zancadillas, incluidos), allí donde estemos, entrenándonos a bien estar. Lleva tiempo, paciencia y perseverancia, sobre todo.
Y mucho facilita lograr este bien estar, el que usted y yo estemos bien acompañados de confiables expertos en el tema y de las personas adecuadas que sintonicen con nosotros en buscar bien estar, en la vida cotidiana. Esperar sacarnos la lotería, que fulanito(a) o el gobierno cambie, o que otro(a) pague mis deudas, pertenece a las y los mexicanos del “mañana”. Y aun no existen.
Aunque puede, allí donde estemos hoy, seamos los(as) únicos(as) “locos(as)” que quieren entrenarse en bien estar, afortunadamente cada día son miles más las personas que ya les cayó el veinte, como decimos en México, e intentan esto mismo ante todo lo malo que les sucede (cf. Interesante documental y libro del joven norteamericano Nick Ortner Tappingsolution, Ed. Grijalbo 2014).
Pero no me crea. Mejor inténtelo.