UTILITARIO Y EMOCIONANTE ©
Por Nacho Navarro
nachocontracultura@outlook.com
Coincidirá, recurrentemente experimentamos la disyuntiva de elegir entre lo que creemos útil y lo que nos parece emocionante, guiándonos muchas veces por lo segundo, aunque no necesariamente lo hayamos encontrado útil o conveniente; me explico: comer es una necesidad vital, por lo tanto es utilitario en nuestra vida ingerir alimentos y bebidas para que se fortalezcan y mantengan en buenas condiciones nuestros cuerpos, con lo cual todos estamos de acuerdo, pero conviene reconocer observo, estas inteligentes razones, a veces, las dejamos de lado o, en el mejor de los casos, nos las pensamos detenidamente y nos gana lo sabroso y sin más, decidimos ingerir productos “por los sentidos”, pero poco recomendados por sus altos contenidos calóricos y de grasas y así tenemos ; por ejemplo, que México ocupa el segundo lugar mundial en obesidad en adultos y el primero en la de niños (cf. http://www.unicef.org/mexico/spanish/17047.htm).
De aquí, entre otros motivos, de lo conveniente de entrenarnos usted y yo a decidir equilibrando lo utilitario y emocionante. Le comparto:
En el aforismo de La realidad y el modo, el inteligentísimo sabio y escritor español del siglo de oro Baltasar Gracián, advierte que: “No basta la sustancia, requiérese también la circunstancia”, lo mismo que: “Tiene gran parte en las cosas el cómo.” (cf. Oráculo manual y arte de prudencia. Ed. Debate. Colección Siete libros sobre el arte de VIVIR. 2000), lo cual nos sirve de recordatorio a usted y a mí, lo conveniente de estar alertas, como también insiste mi amiga la escritora Coco del Río: “conscientemente consientes”, en cada una de nuestras decisiones, para que al final quien decida, acabe siendo nuestro pensamiento saludable y no sólo el estómago, el coraje o las ganas -como si se tratara sólo de necesidades fisiológicas-, como suele sucedernos influidos por la publicidad y mercadotecnia, dirigida a nuestros sentidos externos. No a pensar, como frecuentemente sucede.
Aunque también conviene reconocer, creo, que lo utilitario puede llegar a extremos, que riñen y se confrontan con lo emocionante; por ejemplo, cuando se observa o escucha a personas que han optado por regímenes de alimentación sólo a base de vegetales o verduras y sin ninguna bebida espirituosa, haciendo de esta práctica alimentaria extrema, casi, casi un culto extraño, en lugar de cultura sana.
Así darnos cuenta de lo útil y emocionante que entraña cada aspecto de nuestras decisiones, no es algo que repitamos con frecuencia, sino lo contrario; como lo demuestra el término y sistema que los expertos usan para identificar y provocar compras que muchas personas realizan al visitar centros o plazas comerciales, y que en principio no querían: de impulso, capturando sus sentidos con colores, sabores, olores y sonidos en sitios de entradas y salidas.
¿Entonces debemos dejar de lado nuestros buenos gustos y deseos? No, por supuesto.
Lo interesante de este entrenamiento que nos propongo, es darnos cuenta de ellos y así alinearlos con la utilidad de cubrir convenientemente cada una de nuestras necesidades, allí donde estamos. Evitándonos, entre otras malas costumbres, estas: innecesarios desembolsos de dinero, desequilibrios en la salud o roperos y closets llenos de ropa, enceres y tiliches que sólo nos estorban y roban espacio a lo tonto.
Y como lo señala una interesante investigación del profesor de finanzas Meir Statman de la escuela de negocios Leavey de la Universidad norteamericana de Santa Clara, percatarnos que: “Dentro de nosotros radican deseos que no siempre expresamos y que a menudo ni siquiera estamos al tanto. Cuando tomamos decisiones sobre nuestro dinero, con frecuencia tratamos de satisfacer esos deseos emocionales ocultos, en lugar de buscar la mejor rentabilidad posible.” (cf. http://lat.wsj.com/news/article_email/SB10181154852263044738504581061913856306084-lMyQjAxMTA1MTA4NTEwMTU1Wj)
Pero no me crea. ¡Inténtelo!