SABIAMENTE FELICES ©
Por Nacho Navarro
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¿Dónde está la felicidad?, ¿qué persona es feliz?, ¿qué necesitamos para ser felices?, estas y preguntas parecidas nos las hacemos a cada rato o las escuchamos por donde quiera, coincidirá.
Las respuestas que oímos, a veces, suenan de lo más raro, no se diga las que la mercadotecnia nos influye. Y sí, allí estamos comprándonos un montón de cosas dizque para “ser felices”: que si el tinte del pelo –con perdón de las guapas damas y cada día más caballeros-, que si el Botox, que si nos restiramos las arrugas, que si nos vestimos con tal o cual, como si la vejes fuera una afrenta y…… por cómo intentamos ocultarla. Sí, parece que nos da vergüenza y la dejamos de asociar con sabiduría, de aquí que nos invite a entrenarnos en la interesante y conveniente cultura de vivir sabiamente felices. Le comparto.
El reconocido profesor y escritor francés Réginal Garrigou-Lagrange (1877-1964), explica con accesible claridad para cualquiera, percibo, cómo la inteligencia es la que nos permite conocer y escudriñar la verdad, a la vez de que, sólo cuando actuamos con sabiduría, es que la podemos saborear (Cf. Las tres edades de la vida interior. Tomo I Pág. 84 Ediciones Palabra 1980).
De aquí que ocurra, que si bien entendemos las cosas, lo cual es un gran avance, sin duda, no basta. ¿Por qué? Porque hay que agarrarle sabor; y por favor no piense que le invito a llevarnos todo a la boca en sentido literal, para “saborearlo”. No se trata de eso.
Sino encontrarle el gusto a la vida, y así literalmente saborearla, felices usted y yo.
Porque gracias a los aparatos móviles de comunicación, afortunadamente hoy tenemos acceso a mirar y escuchar a expertos de lo que se nos ocurra; no se diga de cómo está el mundo.
Y coincidirá, que en la mayoría de estas inteligentes personas, se les puede observa a kilómetros de distancia su pesimismo contagioso, que las más veces desalienta y amarga la vida.
Y como el inteligente Garrigou-Lagrange expone, nos conviene a usted y a mí, sí entender la verdad, aunque no basta. Hay que saborearla.
Pero usted, con razón se preguntará: ¿y cómo saborear cuando nos damos cuenta que algunas personas y cosas están mal en mi barrio, colonia, ciudad, casa, familia, trabajo, negocio, país, mundo o conmigo mismo(a)?
Se puede, le respondo, si nos entrenamos a volvernos sabiamente felices, por más obvio que parezca o hayamos escuchados miles de veces. Empezando, dándonos cuenta, enfrentando y aceptando lo que nos sucede, lo malo y lo bueno; haciéndonos -como dice mi buena amiga la escritora mexicana Coco del Río-, conscientemente conscientes de nuestros pensamientos y acciones que le siguen, acompañados de las personas adecuadas en este recorrido de volvernos personas con pensamientos saludables y por ende más tranquilas.
Como así les ocurrió a los participantes, que usted puede observar en la interesante y recomendable película-documental: Free The Mind o Libera la mente, del 2014 y que canal 22 mostró este 9 de septiembre, con el valioso protocolo de investigación en el centro Waisman de la Universidad norteamericana de Wisconsin en Madison, del equipo encabezado por el neurocientífico de ese país, Richard Davidson (64), que con los avances de la neurociencia, acompañó el entrenamiento de estas personas, incluido un niño latino huérfano y adoptado por un matrimonio de blancos norteamericano, provocándoles pensamientos saludables y relajados, que les permitió alcanzar mejoras evidentes y medibles, que hoy, por cierto, les ayudan a vivir y saborear, creo, su vida y la de quienes están cerca de ellos mediante, lo que en palabras de los investigadores busca este entrenamiento: que la persona, incluidos niños, tome conciencia qué piensa y hace, con los ajustes necesarios, por supuesto . Así de obvio, así de difícil.
Si no me cree lo difícil que es. Le reto: obsérvese por un momento conscientemente, verá cuánto pensamiento negativo traemos en la cabeza, incluso si nos jactamos de hacer meditación.
Lo peor, es que estas tonterías nos las creemos y lo más peor…..las ponemos en práctica.