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MEXICANO DE CLASE MUNDIAL ©

MEXICANO DE CLASE MUNDIAL ©

Por Nacho Navarro
innavalle@hotmail.com

En nuestro país acaba de celebrarse el campeonato mundial de beisbol sub 16, en dos sedes: Lagos de Moreno, Jalisco y la ciudad de Aguascalientes, en ésta asistí el domingo 21 de agosto pasado al juego inaugural, donde se rindió merecido homenaje a Ángel Macías (Ags. 1945- ), a quien tuve oportunidad de entrevistar y que con esta CONTRACULTURA® le comparto, lo siguiente:
Ángel Macías, formó parte del equipo de Monterrey de beisbol infantil, que en 1957 representó a nuestro país en el campeonato mundial de esa categoría celebrado en los Estados Unidos y que enfrentándose en la final precisamente al equipo local estadounidense, jugando de pitcher lanzó lo que se conoce como juego perfecto; esto es: ningún bateador norteamericano pudo llegar a primera base, gracias a su excelente pitcheo. Alzándose así México con el campeonato mundial.
Este 23 de agosto se cumplieron 54 años de esta inolvidable hazaña, quizá usted no había nacido, tampoco yo. Sin embargo, existen dos testimonios fílmicos que conservan para bien de quienes amamos México y a sus mujeres y hombres de bien, este logro: Pequeños Gigantes, documental de 1958 y la película El Juego Perfecto de 2009.
El éxito alcanzado por estos jovencitos mexicanos de escasos recursos económicos, en sus palabras, ocurrió por que pusieron en acción: “respeto, trabajo en equipo y esfuerzo”. A mi pregunta: cuál de estas tres recomendaría él vivirla hoy por los(as) mexicanos(as); rápido me respondió: “trabajar en equipo» y se siguió… “porque así aprendemos a respetar a quien sabe más que nosotros y a esforzarnos para lograrlo.”
Conocer y conversar con Ángel Macías que desde pequeño vive en Monterrey, sin duda, es una interesante experiencia positiva, colmada de sabiduría y sencillez humana, protegida de cualquier atisbo de soberbia que la fama, si nos descuidamos usted y yo, acaba sepultándonos vivos con toneladas de vanidad y arrogancia. A Ángel Macías, después de tantos años y éxitos -percibo- afortunadamente, no.
¿Lo imitamos?